Mlle Royal, ça va sans dire
Dice Mlle Royal:
"Pour moi qui suis venue au socialisme par le féminisme et par la révolte contre la place subalterne assignée aux femmes, comment ne pas voir en ce jour un symbole, au lendemain de la manifestation des femmes contre toutes les violences qui leur sont faites ? Oui, j'ai pris l'engagement de faire en sorte que la lutte contre les violences faites aux femmes - un viol commis en France toutes les deux heures, une femme qui meurt sous les coups de son conjoint tous les trois jours - devienne une affaire d'État. Ce sera le premier texte dont le nouveau Parlement sera saisi".
Mlle Royal cree que ya es hora de que una mujer acceda a la presidencia de la república francesa.
Mucho más original sería que se presentará un ñandú a la presidencia, o un oso hormiguero. Eso seguro que nunca se había visto antes. Las mujeres en la política, además, generalmente han venido de mano de la derecha: la baronesa Thatcher, la canciller Merkel, la secretaria de estado Rice, la primera ministra Gandhi, la presidenta Barrios de Chamorro, etc. No sé de ningún país socialista de los de antes donde gobernara una mujer, u ostentara un cargo relevante.
Por otro lado, si tú, lectora, vives en Francia y gana mlle. Royal te aconsejo que compres un espray paralizante o un garrote. La ley de violencia de género (nombre penoso) de Zapatero ha causado, en el primer año de vigencia, un 20% más de asesinadas que antes de que existiera la ley. Si la de Royal tiene el mismo éxito, es de prever un aumento del riesgo para las mujeres en Francia. Ve con ojo.
Todo ello, es decir, las imbecilidades de mlle. Royal y de los líderes de la izquierda europea en general, proviene de un mismo origen, a saber: La izquierda se ha visto abocada a aceptar la economía de mercado y el sistema político liberal, porque sus alternativas, la economía socialista y la democracia popular, fracasaron estrepitósamente. Pero si a una opción política le quitas la economía y el sistema de gobierno, lo que le quedan son migajas, bagatelas y detalles sin importancia. El hondo vacío intelectual en que se mueven les conduce a abonarse a todos los -ismos que van apareciendo, para tratar de llenar la nada de la que parten. De ahí que la izquierda trate de apropiarse del feminismo, del animalismo, del ecologismo, de los homosexuales, del laicismo y de todas las ideas débiles que van apareciendo. La izquierda francesa, que tan fuerte apostó por el 68, por el maoísmo y por la revolución, es la que está exporta más conceptos absurdos y maniqueos al resto de Europa. En Cataluña, sin ir más lejos, cualquier sandez (los Quijotes, los SOS Racismo, etc) que venga de Francia es recibida con el alborozo que se dispensaría a un Mesías.
Pero todas esas ideas están completamente vacías de contenido, y sólo pueden proliferar y arraigar gracias al ínfimo nivel en que se ha situado la educación en estos países, merced sobre todo a las teorías pedagógicas de izquierdas, herederas del susodicho mayo del 68, que permiten que 20 años de sometimiento al sistema educativo estatal den como producto seres deformes mentalmente, estructuralmente incultos, inconscientemente politizados y con grandes problemas para salir del agujero mental en que les situaron sus profesores durante dos décadas de lavado de cerebro.
En España se ha llegado al extremo de convertir en polémico un anuncio de colonias, o de generar un debate nacional en torno a las restricciones al consumo de vino, o incluso de tratar de prohibir los anuncios de contactos o la prostitución misma. Son medidas que Dª Carmen Polo de Franco hubiera visto con buenos ojos, y que la derecha radical puritana norteamericana no se atrevería a plantear. Los gobiernos de la Internacional Progresista, para disimular su acatamiento completo de la economía y del sistema político capitalista, se han convertido, por un lado, en profesionales de la cortina de humo demagógica que oculte o disimule el erial de su ideario; y, por otro, en sus estructuras partidistas únicamente han progresado los más cínicos, los capaces de embaucar al pueblo llano sin remordimientos de conciencia y, en definitiva, los más ladrones y los más dispuestos a cualquier cosa con tal de mantener su poltrona, comer caliente y tirar de la visa pública.
La única excepción europea a este estado de cosas quizá sea la izquierda alemana (dejo de lado países pequeños o excepcionales, como Suiza), que al tener próximo el ejemplo de la RDA trató de crear un discurso socialdemócrata coherente, reconocidamente capitalista, y desacomplejadamente liberal. Caída la Alemania Oriental, la izquierda alemana comenzó a recorrer con Schroeder el camino de la verdad taimada y el pseudoperonismo, pero quien tuvo retuvo, y quién sabe si es la única esperanza para la izquierda en Europa. El laborismo británico, que nunca fue marxista ni colectivizador, ha seguido su propio derrotero, de conformidad con el habitual sui iuris inglés.
Donde la situación adquiere mayores tintes esperpénticos es, naturalmente, en el sur de Europa. La izquierda italiana está enzarzada en un galimatías demencial, en el que un minipartido devora al otro, y donde todos se ponen de acuerdo tan sólo en una cosa: en que no vuelva Berlusconi. La española, como es sabido, a cada dificultad saca a pasear el espantajo de la guerra civil, de las fosas, de la memoria histórica y de todo aquello que les permita no responder de lo que hacen obligando a la derecha a responder de lo que hicieron sus bisabuelos, incluyendo los propios de quienes hoy se proclaman de izquierdas. La izquierda catalana, en concreto, se mueve en el terreno del progresismo de tertulia de sobremesa, del enchufismo rampante y, lo que es más balcánico, del nacionalismo irredento. Y es que para la izquierda sureuropea, todo lo que pueda fastidiar a la derecha, a la iglesia o al ejército, que son su particular Belcebú, Satanás y Lucifer, es la fuente de inspiración de su programa político.
"Pour moi qui suis venue au socialisme par le féminisme et par la révolte contre la place subalterne assignée aux femmes, comment ne pas voir en ce jour un symbole, au lendemain de la manifestation des femmes contre toutes les violences qui leur sont faites ? Oui, j'ai pris l'engagement de faire en sorte que la lutte contre les violences faites aux femmes - un viol commis en France toutes les deux heures, une femme qui meurt sous les coups de son conjoint tous les trois jours - devienne une affaire d'État. Ce sera le premier texte dont le nouveau Parlement sera saisi".
Mlle Royal cree que ya es hora de que una mujer acceda a la presidencia de la república francesa.
Mucho más original sería que se presentará un ñandú a la presidencia, o un oso hormiguero. Eso seguro que nunca se había visto antes. Las mujeres en la política, además, generalmente han venido de mano de la derecha: la baronesa Thatcher, la canciller Merkel, la secretaria de estado Rice, la primera ministra Gandhi, la presidenta Barrios de Chamorro, etc. No sé de ningún país socialista de los de antes donde gobernara una mujer, u ostentara un cargo relevante.
Por otro lado, si tú, lectora, vives en Francia y gana mlle. Royal te aconsejo que compres un espray paralizante o un garrote. La ley de violencia de género (nombre penoso) de Zapatero ha causado, en el primer año de vigencia, un 20% más de asesinadas que antes de que existiera la ley. Si la de Royal tiene el mismo éxito, es de prever un aumento del riesgo para las mujeres en Francia. Ve con ojo.
Todo ello, es decir, las imbecilidades de mlle. Royal y de los líderes de la izquierda europea en general, proviene de un mismo origen, a saber: La izquierda se ha visto abocada a aceptar la economía de mercado y el sistema político liberal, porque sus alternativas, la economía socialista y la democracia popular, fracasaron estrepitósamente. Pero si a una opción política le quitas la economía y el sistema de gobierno, lo que le quedan son migajas, bagatelas y detalles sin importancia. El hondo vacío intelectual en que se mueven les conduce a abonarse a todos los -ismos que van apareciendo, para tratar de llenar la nada de la que parten. De ahí que la izquierda trate de apropiarse del feminismo, del animalismo, del ecologismo, de los homosexuales, del laicismo y de todas las ideas débiles que van apareciendo. La izquierda francesa, que tan fuerte apostó por el 68, por el maoísmo y por la revolución, es la que está exporta más conceptos absurdos y maniqueos al resto de Europa. En Cataluña, sin ir más lejos, cualquier sandez (los Quijotes, los SOS Racismo, etc) que venga de Francia es recibida con el alborozo que se dispensaría a un Mesías.
Pero todas esas ideas están completamente vacías de contenido, y sólo pueden proliferar y arraigar gracias al ínfimo nivel en que se ha situado la educación en estos países, merced sobre todo a las teorías pedagógicas de izquierdas, herederas del susodicho mayo del 68, que permiten que 20 años de sometimiento al sistema educativo estatal den como producto seres deformes mentalmente, estructuralmente incultos, inconscientemente politizados y con grandes problemas para salir del agujero mental en que les situaron sus profesores durante dos décadas de lavado de cerebro.
En España se ha llegado al extremo de convertir en polémico un anuncio de colonias, o de generar un debate nacional en torno a las restricciones al consumo de vino, o incluso de tratar de prohibir los anuncios de contactos o la prostitución misma. Son medidas que Dª Carmen Polo de Franco hubiera visto con buenos ojos, y que la derecha radical puritana norteamericana no se atrevería a plantear. Los gobiernos de la Internacional Progresista, para disimular su acatamiento completo de la economía y del sistema político capitalista, se han convertido, por un lado, en profesionales de la cortina de humo demagógica que oculte o disimule el erial de su ideario; y, por otro, en sus estructuras partidistas únicamente han progresado los más cínicos, los capaces de embaucar al pueblo llano sin remordimientos de conciencia y, en definitiva, los más ladrones y los más dispuestos a cualquier cosa con tal de mantener su poltrona, comer caliente y tirar de la visa pública.
La única excepción europea a este estado de cosas quizá sea la izquierda alemana (dejo de lado países pequeños o excepcionales, como Suiza), que al tener próximo el ejemplo de la RDA trató de crear un discurso socialdemócrata coherente, reconocidamente capitalista, y desacomplejadamente liberal. Caída la Alemania Oriental, la izquierda alemana comenzó a recorrer con Schroeder el camino de la verdad taimada y el pseudoperonismo, pero quien tuvo retuvo, y quién sabe si es la única esperanza para la izquierda en Europa. El laborismo británico, que nunca fue marxista ni colectivizador, ha seguido su propio derrotero, de conformidad con el habitual sui iuris inglés.
Donde la situación adquiere mayores tintes esperpénticos es, naturalmente, en el sur de Europa. La izquierda italiana está enzarzada en un galimatías demencial, en el que un minipartido devora al otro, y donde todos se ponen de acuerdo tan sólo en una cosa: en que no vuelva Berlusconi. La española, como es sabido, a cada dificultad saca a pasear el espantajo de la guerra civil, de las fosas, de la memoria histórica y de todo aquello que les permita no responder de lo que hacen obligando a la derecha a responder de lo que hicieron sus bisabuelos, incluyendo los propios de quienes hoy se proclaman de izquierdas. La izquierda catalana, en concreto, se mueve en el terreno del progresismo de tertulia de sobremesa, del enchufismo rampante y, lo que es más balcánico, del nacionalismo irredento. Y es que para la izquierda sureuropea, todo lo que pueda fastidiar a la derecha, a la iglesia o al ejército, que son su particular Belcebú, Satanás y Lucifer, es la fuente de inspiración de su programa político.