Cliente mañanero, causa de mi partida de la Urbe, salones más ambiciosos, si sabes, visita. No soy causídico, ni hábil para los amargos pleitos, sino un perezoso, un hombre mayor y un compañero de las Musas. El ocio y el sueño me benefician: los que me negó la gran Roma. Allí regreso, si incluso aquí se me hace madrugar.
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